Lo más destacado de la carta anual de Warren Buffett, en 5 minutos
Warren Buffett, el mejor inversor de todos los tiempos, ha publicado hoy su tradicional carta anual a los accionistas de Berkshire Hathaway. Y, tras disfrutar un buen ratito de esta tarde de sábado leyéndola, voy a compartir a continuación lo que más me ha gustado.
Este comentario se lee en 5 minutos, pero antes, una recomendación: leete la carta completa, si tu inglés te lo permite. Es mucho mejor leer de primera mano a Warren que a cualquier intermediario. Algo de ‘esencia’ siempre se pierde por el camino, por mucho que llevemos tiempo siguiendo al Oráculo de Omaha.
En fin, aquí la podéis descargar. Se lee en menos de una hora, aunque lo aconsejable es hacerlo sin prisas, para degustarla mejor. Lo que es la carta, propiamente dicha, termina en la página 17. Y hay varias páginas en las que habla de detalles muy concretos de algunas de sus empresas, que para un inversor corriente son prescindibles. O sea, que lo que hay que leer se lee relativamente rápido y bien.
Bueno, que me enrollo, aquí os dejo mi resumen:
– Empieza destacando Buffett que la rebaja fiscal de Trump ha ‘supuesto’ 29.000 millones de dólares de beneficio, sólo un poco menos de los 37.000 millones que ha ganado el holding con la actividad de sus empresas. No hace más valoración de la medida.
No ha podido comprar, porque ve valoraciones desorbitadas
– Lamenta no haber podido hacer compras de relevancia, más allá de la adquisición en octubre de un 40% de Pilot Flying por una cantidad no revelada. Y dice que no ha podido comprar nuevos negocios porque las valoraciones están fuera de control: «Los precios de las empresas decentes, no hablemos ya de las espectaculares, están en máximos históricos. Es más, el precio parece casi irrelevante para un ejercito de optimistas compradores«.
Cree Buffett que la «ampla variedad de deuda extraordinariamente barata en 2017 ha alimentado esta actividad compradora«. Algo que todavía les hace ser más cautos: «Nuestra aversión al endeudamiento ha reducido nuestra rentabilidad a lo largo de los años. Pero Charlie (su sempiterno socio) y yo dormimos muy bien».
Ojo con endeudarte para invertir
«Los dos vemos insano arriesgar lo que tienes para poder ganar lo que no necesitas. Cuanta más imprudencia veamos en el comportamiento de otros, mayor será nuestra prudencia«
Comentando sobre su cartera de empresas que cotiza en bolsa (por cierto, no le gusta nada que la nueva contabilidad obliga a contabilizar en los resultados las ganancias o pérdidas latentes en las inversiones, como lamenta en las dos primeras páginas) :
«Charlie y yo vemos las acciones cotizadas que posee Berkshire como negocios, no como tickers para comprar o vender según patrones de gráficos, precios objetivos de los analistas y opiniones de los gurús mediáticos«.
«En los últimos 53 años, hemos creado valor reinvirtiendo los beneficios y dejando desplegar su magia al interés compuesto. Año a año, hemos ido avanzando, aunque las acciones de Berkshire han sufrido cuatro fases de grandes caídas».
«Esta tabla demuestra el peligro de endeudarse para invertir en bolsa».
«Es imposible saber cuánto pueden caer las acciones a corto plazo. Incluso si tu apalancamiento es pequeño y tus acciones no se ven amenazadas de un modo inmediato al llegar la corrección, tu mente se asustará por los titulares alarmantes y los comentarios catastrofistas».
El poema de Kipling que Buffett te recomienda para invertir
Cuando llegan los grandes desplomes, ofrecen extraordinarias oportunidades a aquellos que no están atados a la deuda. Y cita algunos versos del célebre poema ‘if’ de Kipling:
«Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la han perdido…
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella»
Saca bastantes enseñanzas del resultado de la apuesta que hizo con un gestor de hedge funds, que ganó, en la que se jugaron 1 millón de dólares a que comprar un fondo pasivo sobre el S&P 500 acabaría dando 10 años más tarde más rentabilidad que una selección de los mejores hedge funds.
Decisiones fáciles, olvídate de la complejidad y el exceso de actividad
La más fácil para el inversor de a pie: «Centrate en tomar decisiones grandes, ‘fáciles’ y rechaza ser demasiado activo».
Lo dice porque sólo con decisiones tan básicas como comprar el índice más representativo de la América corporativa consiguió más rentabilidad que los cerebritos ultralistos que estaban constantemente operando en sus hedge funds con estrategias hipersofisticadas.
«Aprovechar las oportunidades que ofrecen las bolsas no requiere gran inteligencia, una licenciatura en económicas o conocer la jerga financiera de Wall Street, como el alpha y la beta. Lo que necesitan un inversor es la habilidad de evitar los temores y las euforias de las masas y centrarse en unos pocos fundamentos», expresa.
También destaca la importancia de no pagar comisiones altísimas, como las que cobran los hedge funds: «Las rentabilidades van y vienen, pero los costes siempre quedan».
La otra gran decisión que tomaron durante la apuesta fue cambiar el activo en el que tanto él como su contraparte habían invertido «la fianza» del premio. Al principio, lo pusieron en bonos del Tesoro cupón cero, pero al ver la absurda rentabilidad que conseguirían a vencimiento decidieron cambiar a acciones de Berkshire, que sin hacerlo demasiado bien, superaron con creces el 0,8% anual que daban los bonos.
El verdadero riesgo de la inversión
A raíz de eso, recalca lo esencial de la inversión y el riesgo. Así de fácil lo explica:
«Invertir es una actividad en la que el consumo de hoy se pospone en un intento de poder consumir más en el futuro. ‘Riesgo’ es la posibilidad de no alcanzar este objetivo»
«En 2012 vimos que tener bonos de largo plazo considerados libres de riesgo (con un rendimiento anual del 0,8%) era claramente más arriesgado que invertir en acciones. Sólo una inflación del 1% entre 2012 y 2017 había reducido nuestro poder adquisitivo.
Eso sí, a continuación quiero dejar claro que a un día, semana o incluso un año, las acciones siempre serán más arriesgadas que los bonos de EEUU a corto plazo. Pero según el horizonte temporal se alarga, las acciones de EEUU pasan a ser progresivamente menos arriesgadas que los bonos, siempre que se compren a múltiplos sensatos sobre los tipos de interés del momento.
Y critica el «terrible error» que puede ser para los inversores de largo plazo, como los fondos de pensiones o los fondos de las universidades, medir el riesgo de su cartera por el porcentaje de acciones y bonos en su cartera.
«A menudo, bonos de alta calidad incrementan el riesgo de una cartera».
Fuente: Vicente Varo
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