» Yo no puedo esperar «
Miércoles 24 de junio, me encuentro en la fila de una delegación de Anses esperando mi turno para recibir un número de atención que me permita realizar un tramite para mi madre.
Delante de mí, una mujer elegante, aproximadamente 45 años, acompañada por un abogado, que por el trato dispensado parece ser su yerno.
Ella dice dos frases, se despierta mi curiosidad y noquiero perder detalle.
– «nadie me ayuda»
– «yo no puedo esperar»
Nos entregan los números correspondientes para atención.
¿Casualidades de la vida? …
Cuando nos llaman nos atienden en boxes de atención contiguos.
La empleada que me recibe está embarazada y me pide permiso para tomarse unos minutos para ir al baño.
Me distiendo y comienzo a escuchar la historia de mi vecina.
La mujer comienza compungida a relatar sus pesares a una empleada demasiado joven y novata en su puesto, incapaz de brindarle contencion alguna.
– Era diciembre, hacía mucho calor, le pedí a mi marido que fuera a buscar a la granja el lechón que había encargado mi suegra como todos los años para las fiestas y él no regresó, en el camino «me lo mataron». Los vecinos declararon que el no opuso resistencia cuando los de la moto lo asaltaron.
– Ese día comenzó mi calvario, cómo iba a pensar que solo recibiría $ 20.000 del seguro de vida, que del sepelio me debía encargar yo o mis hijos y que recién iba a cobrar el dinero en 45 días!!!
– A partir de ese momento aprendí que todos se ofrecen con la mejores intenciones de colaborar, pero llegado el momento «nadie me ayuda».
–
Cada cual tiene su familia, sus compromisos y su presupuesto, a pocos les sobra para ayudar a quienes no fueron previsores y difícilmente puedan devolver un préstamo.
– Llegan las cuentas y facturas, son como monstruos amenazando todos los días y no me dan tiempo para reacomodarme, «yo no puedo esperar», tengo pánico de perder todo.
– Hoy vivimos con la jubilación de mi suegra $ 3.600, ella me mantiene, sobrevivimos con esos $ 30 por día.
La empleada de Anses ingenuamente preguntó, señora su marido no tenía ahorros o un seguro de vida particular?
En ese momento su yerno que no había emitido sonido alguno, bajó y movió su cabeza de un lado a otro negativamente.
Entonces ella se reprochó muy enojada:-¡pensar que yo le dije que no contratará el seguro de vida que le ofreció su primo, que no le iba a pasar nada, que era jóven y sano para eso y para colmo agregué, que era atraer la mala suerte!
– Yo tengo 47 años, antes daba clases de apoyo a alumnos de la secundaria, todo cambió, los planes de estudio, las materias y ahora los aprueban a todos sepan o no.
– ¿Cuánto va a demorar el trámite de mi pensión? yo no puedo sobrevivir con la mínima! cuándo voy a comenzar a cobrar?
– Ya colecciono facturas con los vencimientos atrasados y el banco también reclama una deuda.
Como asesor de seguros de vida quería filmar la escena y mostrarla a cada prospecto que responde «lo voy a consultar con mi mujer».
A modo de lección, cuando aparece la objeción uno debería responder «mejor consultalo con una viuda», ella es la que te va a dar razonessuficientes para contratar ahora tu póliza.
Regresaba la empleada dispuesta a atenderme, le pedí permiso y allí mismo le entregue mi tarjeta de presentación al yerno, diciendo: -cuando tu suegra finalice el trámite de la pensión que me llame, es una propuesta seria que podría ayudar a mejorar su situación financiera-, seguramente quienes me conocen suponen mi intención.
Quizás el día de mañana compartiendo su historia personal, logre evitar que otros se equivoquen y de allí a convertirse en profesional del seguro de vida
solo hay un paso, ya lo veremos.