Solidaridad que no se extingue
El pasado 13 de septiembre se celebró por primera vez en la Argentina el Día Internacional del Legado Solidario, fecha dirigida a promover las disposiciones testamentarias como recurso económico para muchas organizaciones de la sociedad civil (OSC). Podría pensarse que sólo gente muy acomodada puede plantearse dejar su fortuna a una institución que hace una buena obra. Sin embargo, no es así. Todo suma a la hora de ayudar y, sea mucho o sea poco, todo será más que bienvenido y ciertamente bien aprovechado.
A menudo, las personas son mayormente reacias a realizar donaciones en vida, previendo eventuales necesidades propias a futuro. De allí el inestimable valor de poder optar por el legado solidario.
El procedimiento requiere de un testamento como instrumento legal confeccionado ante un escribano, con dos testigos, o mediante documento de puño y letra previa consulta con un abogado, que asigne dicho altruista destino a los bienes de manera expresa. Puede modificarse o revocarse tantas veces como se desee, pues la última versión del testamento será la que tenga validez legal. El nuevo Código Civil llevó de un quinto a un tercio la porción de los bienes de la que una persona puede disponer libremente. Esto quiere decir que dos tercios irán a los herederos forzosos, si los hubiera, y un tercio puede destinarse a una organización con fines sociales. Son forzosos los ascendientes (padres, abuelos, bisabuelos), descendientes (hijos, nietos, bisnietos) y cónyuge. Si no hubiera herederos forzosos, el testador puede legar ya sea la totalidad de sus bienes o sólo parte de ellos a una o a varias entidades y el remanente puede pasar a sus herederos colaterales: parientes más alejados, hasta el cuarto grado. La vacancia de herederos deriva inevitablemente los bienes al Estado, un destino por demás dudoso que la figura del legado contribuye a evitar.
Lamentablemente, este mecanismo no está muy difundido entre nosotros. En 2016 se realizaron menos de 20.000 testamentos, una cifra insignificante si se compara con lo que ocurre en otros países. En España, son 23 las OSC inscriptas como destino de un legado solidario y constituyen la segunda fuente de ingresos de muchas organizaciones. Tanto que en diez años han aumentado el 172%. Entre nosotros, Fundación Tzedaka (www.tzedaka.org.ar), Cáritas Argentina (www.caritas.org.ar), la Obra de Don Orione (0800-333-6746), Unicef (www.unicef.org.ar) y la Fundación Sales (www.fundacionsales.org) impulsan la iniciativa y despejan las dudas.
Es sencillo, está al alcance de todos asignar recursos que llevó toda una vida conseguir para ponerlos al servicio de modificar una realidad que no siempre ha sido benévola para otros. Sea mediante un testamento o como beneficiario de un seguro de vida, muchos pueden heredar así el amor. Bienes inmuebles (departamentos, casas y terrenos), bienes muebles (dinero, joyas, vehículos y mobiliario, entre otros) o derechos (la renta o el usufructo de un bien, un crédito, un derecho intelectual).
El incremento del número de hogares unipersonales y de personas sin hijos es una realidad que puede servir de impulso a este tipo de donaciones. El legado solidario permite que muchos continúen acompañando las buenas causas con las que contribuyeron en vida para seguir así mejorando el mundo. Cuando nos hayamos ido, podemos continuar luchando juntos contra el hambre, la pobreza y las enfermedades, contra las consecuencias de los conflictos o las catástrofes. Miles de personas se seguirán beneficiando de nuestra generosidad y mejorarán sus vidas. Una solidaridad que no se extingue.
Fuente: La Nación 13-10-2017